Moda ética y sostenible

 

Mónica Calderón y Sandra Fernández


La industria textil es una de las más contaminantes del mundo. Se estima que genera alrededor del 10% de las emisiones globales de carbono y es responsable de una gran cantidad de contaminación del agua y del suelo.

El reciclaje textil es una estrategia fundamental para reducir el impacto ambiental de esta industria. Este proceso implica la transformación de residuos textiles en nuevos productos, como ropa y accesorios.

La Estrategia de la UE sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circulares busca que en 2030 los textiles sean más duraderos, que se puedan reutilizar y reciclar e incluso que se fabriquen con mayor porcentaje de fibras reciclables. Y todo ello se tiene que realizar con procesos productivos y de tratamiento más limpios y eficientes. Porque, según la Comisión Europea, este es el tercer sector en consumo de agua y suelo, y el quinto por el uso de materias primas y emisiones de gases de efecto invernadero.

Eso alcanzará a toda la cadena de valor, que sufrirá una profunda transformación: fabricantes de fibra, hilaturas, tejedurías, tintes, estampación, diseño, confección, marcas de moda... Hasta el consumidor tendrá que dar un giro cultural, ya que el fenómeno 'fast fashion' (moda rápida de comprar, usar y tirar) entra en su declive, en favor del 'slow fashion' con textiles de mayor vida útil, en gran parte provenientes del reciclado.

La industria de la moda rápida ha contribuido a una cultura de consumo desmedido que tiene un impacto negativo tanto en el medio ambiente como en las relaciones sociales. El reciclaje textil promueve un consumo más responsable y consciente, pero también puede ser una herramienta educativa para crear conciencia sobre los problemas ambientales y la importancia de la sostenibilidad.

A través de iniciativas de reciclaje y educación, las personas pueden aprender sobre el impacto de la industria textil y cómo sus decisiones de consumo pueden contribuir a un futuro más sostenible y pacífico.

Además, el reciclaje textil requiere una cadena de suministro transparente y colaborativa donde todos los actores, desde los recolectores de textiles hasta los fabricantes de productos reciclados, trabajen juntos de manera efectiva. Esta colaboración puede fomentar la confianza, el respeto mutuo y la comprensión entre diferentes partes interesadas, lo que puede contribuir a la resolución pacífica de conflictos y a la construcción de relaciones más sólidas.

Al reciclar nuestros textiles, podemos ayudar a reducir el impacto ambiental de esta industria y conservar recursos valiosos. Sin embargo, su relación con la cultura de paz va más allá de la sostenibilidad ambiental. Al reducir el impacto ambiental de la industria textil, empoderar a las comunidades, fomentar la colaboración y educar sobre la sostenibilidad, el reciclaje textil contribuye a un mundo más justo, equitativo y pacífico.

Para abordar algunos de estos aspectos, nos acompañan en Tiempo de Mediación, Mónica Calderón y Sandra Fernández. Formadas en Enfermería y en  Publicidad y Comunicación, juntas dirigen VidaPropia, una marca de bolsos y accesorios hechos a mano, responsable con el medio ambiente al utilizar tejidos recuperados y producidos en su tienda-taller de Guardo, en la Montaña Palentina.

El camino que querían para su empresa, la reutilización de tejidos, fue una elección consciente por su infinidad de posibilidades creativas y como compromiso de responsabilidad con el medio ambiente. En 2013 empezaron a convertir el proyecto en una realidad, convirtiéndolo en lo que es ahora una tienda/taller/aula que compaginan con sus profesiones y formación de origen, junto a su pasión por viajar, conocer gente, respetar el medio ambiente y participar al máximo en la comunidad local, sus asociaciones, iniciativas y actividades.






Podcast (colección)

[Guardo, Palencia. 09/05/2024_P83]



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