Saber que se quiere y querer que se pueda
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Amparo Quintana, Álvaro Parras y Luzi Izquierdo |
Mediación Sanitaria
Las organizaciones de salud son
altamente complejas, incluso particularmente complejas, porque además de a las
características propias de las grandes empresas, se les suman aspectos de
complejidad que no solo afectan a la organización en general ; también a las relaciones que se establecen en su seno,
en el escenario de la coordinación de equipos en entornos de gran tensión y, en
ocasiones, de elevado riesgo y consecuencias.
Los profesionales de la salud
tienen que enfrentar cotidianamente el reto de acompañar los procesos de
salud-enfermedad de los usuarios y de sus familias. A veces, las situaciones
profesionales a las que se enfrentan, tienen un impacto que suponen un
cuestionamiento acerca de sus valores y creencias, de su filosofía de vida, de
sus actitudes, de sus comportamientos o estilo de vida, o de su modo de ver la
salud, la enfermedad y la muerte.
Un conjunto de profesionales que se
ven envueltos a menudo en procesos de cambio personal, de reorientación de
objetivos de vida, cuestionando en ocasiones sus propias decisiones éticas, lo
que configura un estilo propio no solo en la actuación profesional,
también en la personal, aderezado, en
más ocasiones de las previsibles, de un intenso estrés.
Este tipo de organizaciones
ofrecen servicios dirigidos al cuidado de personas que se encuentran en
situación de crisis, enfermedad e
incluso muerte. Son cuestiones que afectan no solo a la persona enferma sino
también a su familia o grupo de convivencia, caracterizando a estas
instituciones como entornos con una muy elevada carga emocional.
Un capitulo extraordinario, en
este contexto, ha sido la irrupción del Covid-19, que ha generado un plus de
complejidad y conflictividad añadida, en un escenario general de gran
incertidumbre a nivel mundial.
Para abordar algunas de estas
cuestiones, nos acompañan desde Palencia,
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